El por qué de la alondra y el ruiseñor

JULIETA ¿Te vas ya? Aún no es de día. Ha sido el ruiseñor y no la alondra el que ha traspasado tu oído medroso. Canta por la noche en aquel granado. Créeme, amor mío; ha sido el ruiseñor.
ROMEO Ha sido la alondra, que anuncia la mañana, y no el ruiseñor. Mira, amor, esas rayas hostiles que apartan las nubes allá, hacia el oriente. Se apagaron las luces de la noche y el alegre día despunta en las cimas brumosas. He de irme y vivir, o quedarme y morir.
JULIETA Esa luz no es luz del día, lo sé bien; es algún meteoro que el sol ha creado para ser esta noche tu antorcha y alumbrarte el camino de Mantua. Quédate un poco, aún no tienes que irte.
ROMEO Que me apresen, que me den muerte; lo consentiré si así lo deseas. Diré que aquella luz gris no es el alba, sino el pálido reflejo del rostro de Cintia , y que no es el canto de la alondra lo que llega hasta la bóveda del cielo. En lugar de irme, quedarme quisiera. ¡Que venga la muerte! Lo quiere Julieta. ¿Hablamos, mi alma? Aún no amanece.
JULIETA ¡Si está amaneciendo! ¡Huye, corre, vete! Es la alondra la que tanto desentona con su canto tan chillón y disonante. Dicen que la alondra liga notas con dulzura: a nosotros, en cambio, nos divide; y que la alondra cambió los ojos con el sapo: ojalá que también se cambiasen las voces, puesto que es su voz lo que nos separa y de aquí te expulsa con esa alborada. Vamos, márchate, que la luz ya se acerca.
 William Shakespeare - Romeo y Julieta, Acto 3, Escena 5

Siempre me gustó este fragmento de Romeo y Julieta. La alondra representa la señal de que algo muy hermoso ha terminado. El ruiseñor se aferra a la noche ensoñadora. Los dos, tanto Romeo como Julieta, escuchan el mismo trino, pero Romeo, con miedo, reconoce a la alondra, mientras que Julieta se obstina en que la noche continúa. Finalmente resulta que era Romeo el acertado, pero la actitud de Julieta les brindó unos minutos más de regocijo. Con la vida es lo mismo. Puedo declararme una perdedora que ya no estará en un primer plano de las vidrieras de las principales librerías. Pero también puedo optar por escuchar a un ruiseñor y porfiadamente abrazarme a esa noche llena de misteriosos suspiros en que consiste la vida, y seguir soñando. 
Mi madre, por ejemplo, siempre ha escuchado la alondra. Los planes que a ella le motivan son acerca del hogar de ancianos donde se internará cuando sea mayor, y el destino de muebles queridos que ya no usa, como su tan preciado piano, que infamemente vendió hace un tiempo. El trino es el mismo para todas las personas de su generación, sólo que ella escucha la alondra, mientras que otros, guiados por el ruiseñor, planifican reuniones con amigos y viajes a lugares donde nunca estuvieron...
Yo a veces escucho la alondra, contagiada por las actitudes de mi madre que tiñeron mi manera de ser desde siempre, eso es ineludible... pero muchas otras veces, sobre todo cada vez que escribo este blog, me guía el trinar del ruiseñor.

Comentarios

  1. Me gusto mucho el análisis que le distes a este fragmento, me gustaría que pongas mas cosas como estas. Aprovecho para decirte que el blog esta muy bueno.
    (¿Es posible que hables también de poesía?)

    Beso

    Manu

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  2. ¡Gracias, Manu! No domino la poesía, me dedico a la narrativa, pero veré. Hay algunas cosas lindas que he pensado al leer ciertas cosas. ¡Tu comentario me ha inspirado! Saludos

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