Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2011

Serie "cuentos para la escuela", II

Imagen
LOS VISITANTES DE SAN LUIS Emiliano sentía un gran misterio respecto al campo. Su abuelo Edi siempre le hablaba del campo, como de las mejores cosas que le habían pasado en la vida. Que había vacas, yuyos, molinos, insectos que con sus ruidos no te dejaban dormir de noche, tomates plantados, ovejas, espantapájaros, hormigas, caballos, tarros de leche. El abuelo Edi siempre le prometía llevarlo al campo un día, pero Emiliano no sabía qué día era ese, y en su impaciencia, que parecían mariposas que le revoloteaban en la barriga, ese día no llegaba. Sobre todo le gustaba imaginarse todos los bichos que en el campo debía haber. Sapos, luciérnagas que jugaban a que eran faros por la noche, lagartijas. Emiliano vive en una casa sin jardín, así que todo ese barullo de bichos se le dibujaba en la imaginación como un enorme misterio. El verano pasado, papá y mamá le anunciaron que habían alquilado una casa en San Luis. “¿Es el campo?”, preguntó Emiliano. “No, es la playa”, contestó mamá. I

Let it be

Imagen
Siempre me ha fascinado lo místico, pero, debo admitirlo, a diferencia de otras personas pocas veces lo he experimentado. Será tal vez mi predisposición racional hacia cada aspecto de la vida. Sin embargo, hay momentos en que lo místico se impone, como un grito en el medio de la noche, imposible de ignorar. La historia que voy a contarles, si bien tiene orígenes dolorosos y efectos escalofriantes, está atravesada por una vivencia que recuerdo como una de las más hermosas de mi vida: mi estadía en enero de 1991, cuando tenía 22 años, con mi amiga Karina en Piriápolis. Siempre me había gustado Piriápolis. Pero dicen que no se llega verdaderamente a amar lo que no se conoce. Pues conocer de cerca ese balneario hizo que se convirtiera en uno de los sitios que forman parte de mi vida, de las imágenes más queridas que conserva mi retina, cada esquina de su centro y cada playita con sus diversas características guardan para mí un recuerdo. Ese, por ejemplo, es uno de los lugares donde me g

Serie "cuentos para la escuela", I

Imagen
Cuando mi hijo Emiliano era chiquito, en jardinera o 1º año de escuela (no recuerdo bien) la maestra circuló en la clase un cuaderno para que cada familia contara allí anécdotas de la vida de cada niño. A mí fue como entregarme atrapada en una red la idea que me había estado revoloteando por la cabeza hacía tiempo, y que no había podido formular... ¡escribir cuentos sobre su vida! ¡Cómo no se me había ocurrido antes! Entonces me puse a redactar. Hice unos pocos, porque pocas veces llegaba el cuaderno a cada familia, pero lo más divertido era que después, en clase, la maestra leía en voz alta lo que los papás del "niño del día" habían escrito. Emiliano siempre salió orgulloso de las lecturas sobre él. Bueno, era un niño, no un crítico literario... Pero me pareció lindo compartir los cuentos aquí. El primero fue, y también será en esta serie, el llamado "Glup". GLUP ¿A qué niño no le gusta imaginar que viaja en avión? Los aviones son una idea que tenemos en la cabe