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Mostrando entradas de abril, 2011

Juguemos al detective

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Les propongo un juego... Lo siguiente es la primera parte de un cuento... Quiero que lo lean y comenten, a ver qué les parece que está sucediendo. ¿Quién es la protagonista? ¿Qué le está ocurriendo? Algunos lo encontrarán obvio. Otros aventurarán hipótesis que seguramente me dejarán con ganas de escribir todo el cuento de nuevo. ¿Se prenden? ¡Comenten! Y entre los que emboquen, sorteo un ejemplar de A su imagen y semejanza !! (Si ya lo tienen piensen en qué lindo regalo para el día de la madre sería, jajaja, depende de lo liberal de la madre, obvio, jeje) CONSPIRACION Entonces, de improviso, todas las referencias le fueron arrebatadas. Por alguna razón inextricable, despertaba una mañana en esa cama con sábanas de un color nunca visto antes, de un olor desconocido, y le chocaba abrir los ojos y no saber en qué dirección estaba la puerta. Entonces aparecía alguien que la trataba de "tú" sin conocerla, y se acercaba con ese taconear inclemente sobre el piso de baldosas, c

Golondrinas sin retorno 4

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Un tiempo antes de morir, sin saber que iba a morir, como sólo a los tocados por la fortuna les sucede, Ladislava tuvo la oportunidad de contarle a Leonora, su nieta, sobre las características de aquel pueblo donde vivían, que resultan ser importantes a efectos de la presente narración... Era tan pequeño el pueblo, con sus escasas casitas de madera que en invierno quedaban prácticamente sepultadas por la nieve, y sus pequeños terrenos donde se criaba el ganado y se cultivaban principalmente papas, que las casas no tenían número, y las señas de cada uno estaban en posesión de todos los demás habitantes del pueblo. Es decir, sería impensable hoy día, en que el correo suele traer cartas certificadas que debe firmar rigurosamente el destinatario, que el cartero llegara en un carro con bolsas de lona destinadas una a cada aldea, y que al atravesar el pueblo por la carretera que iba de una ciudad a otra y que estaba salpicada de poblaciones diminutas que surgían como hongos a lo largo del c

Golondrinas sin retorno 3

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En su largo viaje a "la América", Ladislava dejaba atrás y para siempre, en su aldea natal en Polonia, el sueño de un amor que le dejó el alma vacía hasta el fin de sus días, y tenía por delante al amor de su vida, el amor ése que te hace poner ladrillo sobre ladrillo con las propias manos mientras el sueño en común de tener la casa propia se construye codo a codo, ese amor que hace turnarse generosamente para cambiar pañales malolientes, ese amor que insulta una mañana, no habla durante toda la tarde y olvida por la noche, ese amor, ése, que por cotidiano y prácticamente eterno se convierte en cosa de todos los días, como el agua que corre por el grifo o la luz siempre bien dispuesta oculta tras el interruptor... es decir, ¿cómo se puede seguir adelante sin ese amor? Pero no todos los días se es conciente de eso... Atrás dejaba una espina, una aguja clavada en el medio del corazón que nunca pudo superar. El novio de su tardía adolescencia, que en la aldea todos asociaban a

Sobre el andrógino, la homosexualidad o, simplemente, nuestra condición de seres sexuados

Comienzo transcribiéndoles el siguiente cuento que forma parte de A su imagen y semejanza, para que puedan seguirme en mis reflexiones siguientes. Cuando su cuerpo despertó a la carnalidad, Karin, en ese entonces Alejandro, todavía vivía en el barrio popularmente llamado de los “Cuernos de Batlle”. Era el segundo de tres hermanos varones y, si bien sus padres los habían criado de la misma manera, Alejandro salió diferente. Siempre le había gustado jugar con las nenas, robarle los visos a la madre y vestirse de princesa. Cuando iba con los hermanos al campito frente a la casona donde hoy está el Edificio Libertad, que en ese entonces era un inmenso conventillo, todos los chiquilines del barrio jugaban al fútbol, pero Alejandro sólo quería hacer de hinchada y mirar desde afuera. Los amigos de sus hermanos eran pibes bien de barrio, de esos que en las tardes de verano se sientan sin propósito en el murito de un vecino y hablan por horas del clásico del domingo, de un par de jovencitas

Golondrinas sin retorno 2

Qué casualidad, que anoche decidí que hoy continuaría con esta historia de mis ancestros, y hoy pasé confinada prácticamente toda la mañana en la casa de mis padres. Mi madre está enferma, necesita que la acompañen al baño, y esas cosas que necesitan los viejos, mucho más si están enfermos, y mi padre es un depresivo crónico que, tan dopado se encuentra por la medicación que le dan para subirlo cuando se deprime y para bajarlo cuando le viene la euforia y se pone violento, que ya no sabe ni quién es... Sí sabe cómo se llama y quiénes son los que lo rodean, pero no sabe hacerse una taza de té. Entonces hoy, dándoles una mano, les rogué que contrataran a alguien para que se quedara con ellos gran parte del día, alguien que hiciera por ellos lo que yo no podré hacer cuando termine esta semana libre y comience a encargarme de mi trabajo y el estudio de mis hijos. "Bueno... dejanos pensar"... Su situación es calamitosa, pero calculan cada peso que van a gastar como si fuera el últ

Golondrinas sin retorno 1

Hace tiempo quiero empezar una novela sobre mi origen. Sobre los inmigrantes, en especial de la Europa del Este, de donde tantos de mis amigos provenimos. Sobre sus locuras, sobre sus inconsistencias, sobre su manera de ver el mundo que no se condice con el mundo, y mucho menos como es el mundo en nuestro pequeño Uruguay de los siglos XX y XXI... Acá voy a empezar. A ver qué sale. Y ustedes podrán ser partícipes y aplaudirme o tirarme tomates, para eso están los comentarios... Y la historia se llamará "Golondrinas sin retorno". "Inmigrantes, aves migratorias que nunca volvieron a sus lugares de origen. Tal vez por eso tienen los ojos tristes." Hubo secretos que tejieron la vida de Leonora y sin embargo nunca sabrá la verdad. Eso molesta. Por eso se empeña en escuchar al padre, cuya mente vagabundea por diferentes senderos haciendo vanos todos sus esfuerzos por encauzarla. Porque le molesta, le duele como una espina clavada en la planta del pie. ¿Quién no se det

Fragmento de A su imagen y semejanza

Este es uno de mis fragmentos favoritos. Ojalá lo disfruten... Ya estaba ahí. La luz blanca lo enceguecía, dándole de lleno en la cara, y oía, aunque no podía verlos, las voces de los cientos de espectadores que se iban apagando una a una, intrigados por su presencia, que en ese momento –¡ay!– ojalá no llamara tanto la atención. Dio un paso más; la plataforma roja de madera, enorme, hizo cloc sobre el escenario, retumbando en el silencio que cada vez se hacía más profundo. No sabiendo qué hacer, con timidez se acarició una manga; sus dedos resbalaron sobre la piel de conejo blanca de la chaqueta y de pronto, sin avisar, la música comenzó a sonar, estridente, ahogando el último eco del grito de su hermana, que desde alguna parte dijo: “¡Buena, Ángel!”. Pero no se escuchó nada más. Sólo la música y el retumbar de los tacones que nadie más que él podía oír, mientras marcaba con sus piernas, de aquí para allá, el ritmo disco. Trataba de concentrarse, de repetirse “esto está ocurriendo

2002: cuando los dioses conspiraron contra mí (particularmente, y ya verán por qué)

¿Recuerdan la crisis del 2002?  El genio de Cucuzú en la murga La Bohemia en el Carnaval de 2005 lo expresaba muy bien:  "Você, que estas fiestas comió pollo arrollado porque tenía en su casa un gallo con calambres... você está poseído!".  Ese año mi hijo mayor dejó de hacer natación, que tanto le gustaba; en el Shopping  había entradas para el cine infantil a 50 pesos y con el padre nos turnábamos para llevarlo: "la vez pasada (hace 5 meses) fui yo, hoy te toca a vos";  el chiquito que podría haber entrado al jardín de infantes se quedó todas las tardes con mi suegra;  saltábamos la espinaca sin aceite, nos atrasábamos sistemáticamente en la cuota del Banco Hipotecario, el único banco que te lo permitía sin ahorcarte; descubrimos una tienda de ropa usada que vendía cosas bastante decorosas a vintenes; el semanario Brecha publicó como tapa la conocida imagen de Batlle y Ordóñez inmortalizada por el diario El Día, pero esta vez con piel oscura, motas y el encabezam

El por qué de la alondra y el ruiseñor

JULIETA ¿Te vas ya? Aún no es de día. Ha sido el ruiseñor y no la alondra el que ha traspasado tu oído medroso. Canta por la noche en aquel granado. Créeme, amor mío; ha sido el ruiseñor. ROMEO Ha sido la alondra, que anuncia la mañana, y no el ruiseñor. Mira, amor, esas rayas hostiles que apartan las nubes allá, hacia el oriente. Se apagaron las luces de la noche y el alegre día despunta en las cimas brumosas. He de irme y vivir, o quedarme y morir. JULIETA Esa luz no es luz del día, lo sé bien; es algún meteoro que el sol ha creado para ser esta noche tu antorcha y alumbrarte el camino de Mantua. Quédate un poco, aún no tienes que irte. ROMEO Que me apresen, que me den muerte; lo consentiré si así lo deseas. Diré que aquella luz gris no es el alba, sino el pálido reflejo del rostro de Cintia , y que no es el canto de la alondra lo que llega hasta la bóveda del cielo. En lugar de irme, quedarme quisiera. ¡Que venga la muerte! Lo quiere Julieta. ¿Hablamos, mi alma? Aún no amanece.