Road movie, al estilo impresionista I



Impresionismo

El impresionismo, dicen, aunque yo no sé mucho, busca plasmar pequeños o fugaces momentos de luz que eventualmente podrán formar una imagen más amplia, que vista en su totalidad cobrará un sentido (o no). En estos días caóticos de tanta aglomeración de emociones, sólo me queda representar esos momentos de luz. El sentido vendrá solo, o no vendrá, pero hoy no soy capaz de dárselo por mí misma. Por eso voy a contar nada más que momentos, como centelleos de recuerdos que alguien tiene cuando abre los ojos en una mañana de resaca. Y ustedes le buscarán una unidad, o un sentido (o no).

"Prefiero verlo en un ataúd”
Hay que tener cuidado con las palabras. En estos días supe que el segundo Jan Modzelewski de la historia, el que nació en 1920 y murió en 1945, no huyó de su pueblo exactamente porque los nazis habían descubierto que formaba parte del ejército de la resistencia polaca, la Armia Krajowa, "Ejército de la Casa" (en el sentido de "home"). La principal razón, parece ser, fue que huía de una chica del pueblo a la que había dejado embarazada. Hay que entenderlo bien. Su madre (la de él y su hermano mellizo Antoni, el que conocí hace unos días) había fallecido. Tenían una hermana mayor que cuidaba de ellos; se había dado a sí misma el rol de madre sustituta, y los cuidaba con celo pero, más que nada, con una autoridad que le había sido asignada tácitamente por la vulnerabilidad en que habían quedado los adolescentes. Cuando ella supo que Jan había dejado embarazada a esta chica, que a ella no le gustaba especialmente, y que tenía alguna intención de casarse con ella, levantó su voz con omnisapiencia y exclamó, convencida de que estaba poseída por el espíritu de La Verdad: “Prefiero verlo en un ataúd antes que casado con esa”. Entonces Jan huyó, a la casa de un tío en otra ciudad, con el pretexto de que escapaba de los nazis. La siguiente vez en que la hermana lo vio, fue de hecho en un ataúd, porque la casualidad quiso que, apuntando a otra persona, una patrulla del Ejército Rojo le disparara a él (año 1945, todo era posible en Polonia). Cuentan que la hermana se arrancaba literalmente los pelos de la cabeza junto al muerto. Algunas culturas creen que las palabras tienen el poder mágico de volverse realidad.

Cuentan que de ese embarazo nació una niña, que lleva otro apellido porque otro muchacho del pueblo accedió a casarse con la muchacha. Y que la niña ya es una adulta mayor, y anda por ahí, por el mundo, sin que sepamos de ella ni ella de nosotros.


The Lamp Post Inn. 


El boxeador Butch, en Pulp Fiction pasa a buscar a Fabienne en la chopper de Zed, a un motel muy parecido a éste. Allí se da el célebre e intrigante intercambio entre ellos: “Zed´s dead, baby, Zed´s dead”. 
Me suena haber visto que Scully y Molder paraban en sitios así cuando estaban en la mitad de una investigación en algún lugar remoto de los Estados Unidos. 
Bueno, por todo eso a mí me encanta estar acá, a pesar de que la puerta tiene una cerradura de dudosa seguridad, que me recuerda también a Steve Martin en Planes, trains and automobiles, en que se ve obligado a dormir con John Candy durante la travesía insoportable de vuelta a casa para el Thanksgiving Day, y alguien entra por la noche y les roba las billeteras. 
En No country for old men, hay una escena que abarca paralelamente 2 habitaciones…

Y bueno, yo estoy mirando mi lámpara atrás de mí cama y me pregunto si no fue filmada acá.  Y ya estoy trancadita con un pasador extra, por las dudas, porque me gustan las películas y el glamour que les da sólo el aparecer en la pantalla de cine, pero tampoco la pavada. Esta es mi propia película:




Continuará.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El por qué de la alondra y el ruiseñor

La foto que me sacó la hermana de Fucile (y esas cosas de la vida)

El cementerio del Cerro