De alondras y ruiseñores 5

Julieta por Manara. Estación de trenes de Verona
(Si te interesa y recién te enganchás, buscá los capítulos anteriores en la etiqueta "De alondras y ruiseñores" y leé desde el de más abajo... Bienvenid@!)


Ana insertó el disquete en su computadora y se sentó frente a la pantalla, ya vistiendo su piyama. Había tenido un día cansador, y ya era tarde, pero la curiosidad que le había provocado la introducción, que ya había leído robándole minutos al ordenador del laboratorio, no le permitió irse a dormir sin intentar avanzar un par de páginas más, desentrañando el misterio que albergaba el corazón de ese librito que había ocupado buena parte de las últimas preocupaciones en la vida de su madre.

D
ebe admitirse que la leyenda tradicionalmente conocida es relativamente cierta. En realidad, la historia verdadera sería algo así como una conjunción de todas las versiones. El lector podría hacer el ejercicio de leerlas todas. Después de familiarizarse con algunas, verá que es incluso posible predecir la forma en que determinada circunstancia o evento serán resueltos; todo depende de la personalidad y experiencia vital del autor que, por más que pretenda disfrazarla, se deja adivinar entre las líneas. Las versiones existen en todos los modos posibles: las hay en forma de verso, de prosa, de obra de teatro, tienen diferentes títulos, e inclusive algunas han cambiado los nombres… Los más cómicos de todos han sido Mariotto y Giannozza... Ejercicio romántico entre amantes, llamarse por esos seudónimos inclusive en la calle frente a otras personas, como gritándose su amor en una clave indescifrable.
Todos los autores, hay que reconocerlo, han hecho un gran esfuerzo por captar la tradición oral. Como si ésta estuviera constituida por innumerables mariposas, imposibles de atrapar o identificar por un observador, volátiles, que de pronto se posaran en una flor y tomaran entonces una identidad precisa, se pudiera acercarse a una y observarla, estudiarle el color y el movimiento leve de las alas, y que entonces el observador pudiera decir “las mariposas son de tal o cual manera”, pero no es completamente cierto sino sólo un aspecto de la realidad, porque el observador no ha alcanzado la masa total de las mariposas, y la captada tiene algunos aspectos de la esencia pero se pierde de muchos otros. Cada versión de Romeo y Julieta es, pues, como una flor donde se posa un aspecto de la tradición oral. No es completamente errónea, no es completamente verdadera.

Romeo y Julieta: una de los temas en los que Silvia Lombardo como profesora se había especializado. Ana guardó el documento en el disco duro y apagó la máquina. Por hoy, se caía de sueño.

Comentarios

  1. Volátiles e incaptables mariposas que no hacen más que provocar que la escritora o el escritor rodeé cierta (im)posible de descripción; quizás regozigándose en esa imposibilidad de osible finalidad...Bello relato, que me hizo sonreír, de a ratos...

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