Regalito de Navidad: El mordiscón en la cola de Papá Noel
Todo el mundo sabe el revuelo que se arma la noche en que Papá Noel llega a visitar las casas de los niños y dejar sus regalos. Más o menos a partir del momento en que empieza a oscurecer, para que no lo vean, viene Papá Noel, con su panza enorme escondida dentro de su traje rojo y su larga barba de algodón, por el cielo, montado en su carro arrastrado por renos. Por si no lo saben, los renos son una especie de ciervos, como Bambi, pero con cuernos grandes y muy grueso pelaje, porque viven entre la nieve. Son los mejores compañeros de Papá Noel, puesto que Papá Noel también vive en zonas frías de nuestro planeta Tierra, nadie sabe bien dónde, porque siempre está escondido entre los pinos de blancos bosques nevados. Por eso usa esas ropas gruesas de lana roja, y no se afeita la barba, que cada año está más larga, con el propósito de abrigarse más, aún cuando viene a Uruguay, donde en esa época es verano y los nenes andan vestidos de pantalón corto y las nenas de vestiditos sin mangas. Lo que pasa es que donde vive Papá Noel hace tanto, pero tanto frío, que aunque él pase por muchos países donde hace calor, él trae el viento helado de sus bosques metido debajo de su piel, y de que acá es verano, ni se entera.
Una de las tareas principales de los niños es asegurarse de dejar alguna ventana o banderola abierta por donde Papá Noel pueda entrar, y si en la casa hay chimenea es mejor, porque él siempre viene buscando el calorcito, y aunque en verano nosotros no usemos las estufas a leña, el viejito se tira como por un tobogán por ellas, porque siempre tiene la esperanza de encontrar alguna estufa prendida para ablandarse su congelada cola gorda.
Emiliano tiene, precisamente, una chimenea en su casa. En invierno papá la prende para calentar el ambiente, y para hacer chorizos en una parrillita mientras nos sentamos todos alrededor de ella con las caras iluminadas por el resplandor del fuego anaranjado. En verano, la chimenea siempre está vacía, y como no hay peligro de que se prenda fuego, Emiliano y mamá colocan el arbolito de Navidad frente a ella, con sus chirimbolos y pesebre al costado. Lo ponen ahí porque es el lugar en el que queda más lindo, y también para hacerle a Papá Noel la tarea más fácil, que al caer de cola dentro de la boca de la estufa se debe dar tremendo porrazo y le deben de doler todos los huesos porque es muy viejito, pero por suerte no tiene que moverse mucho porque pone los regalos ahí mismo, al lado del arbolito que está al alcance de su mano.
Emiliano también tiene una mascota, una perra Dálmata que se llama Leila. Como los de la película, es de cuerpo blanco todo manchado de negro desde las orejas hasta los dedos de las patas. En esas noches de fiesta, en que todos los vecinos salen a la calle a tirar cohetes y fuegos artificiales, Leila, como todos los perros, se asusta mucho, llora y trata de esconderse, porque no entiende qué lío está pasando. Por eso en los días de fiesta, Emiliano y sus papás la dejamos adentro de la casa, atada de los barrotes de la escalera, a unos pocos pasos de la chimenea, para que se sienta más segura.
El año pasado, cuando llegó Papá Noel, Emiliano y sus papás estaban cenando en casa de sus abuelos. Habíamos dejado todo preparado para la gran visita: la estufa a leña limpia, el arbolito de Navidad con sus lucecitas encendidas, y a Leila al lado de la escalera. Emiliano estaba contento de tener que irse de la casa, porque bien es sabido que Papá Noel no quiere que nadie lo vea, y que si toda la noche hay gente en una casa, a esa casa no va a dejar ningún regalo, a menos hasta que todos se hayan ido a dormir, y poder trabajar sin ser visto. Sin embargo, una preocupación asaltó a Emiliano: y si Leila estaba despierta cerca de la chimenea, ¿vendría Papá Noel a traer los regalos? La verdad es que ninguno de nosotros lo sabíamos. Papá Noel se esconde de las personas, pero ¿también de los perros?
La respuesta la tuvimos al volver, mucho después de la medianoche, de la casa de los abuelos en que celebramos el nacimiento de Jesús con una cena, cañitas voladoras y besos y abrazos: el arbolito de Navidad, junto a la estufa a leña, estaba rodeado de regalos. Leila estaba en su lugar, atada a la escalera, dando saltitos de contenta de que hubiéramos llegado. Teníamos muchas preguntas para hacerle: ¿habría visto a un viejo gordo de barba blanca y vestido de rojo, cayendo por la chimenea? ¿Le habría ladrado mucho? ¿Papá Noel se habría asustado? Pero los perros no hablan, así que nos quedaremos para siempre con la duda. Lo que más nos preocupa pero nunca sabremos es si, cuando Papá Noel estaba agachado poniendo los regalos, Leila no habrá estirado, estirado, es-ti-raaaaa-doooo la cadena todo lo que pudo, para darle un mordiscón en la cola... Ojalá que no.
De la serie "Cuentos para la escuela"
Feliz navidad y buen comienzo de año!
ResponderEliminarA los que no esperamos a Papá Noel en casa y no armamos arbolito "porque ya estamos grandes" el regalo nos persiguió hasta que nos encontró en nuestras pequeñas vacaciones en Aguas Dulces. Recorriendo la principal, de unas poquitas cuadras, me encontré con una librería y por pasar el rato entré . No había estado ni cinco minutos cuando me llamó la atención un libro titulado "Extinción". El autor: David Foster Wallace. Si bien nunca antes había leído algo suyo, lo reconocí pues recordaba la noticia de su suicidio, hace algunos años y me había impactado lo que se comentaba de su persona y su obra. Temerosa busqué el precio (y he aquí el verdadero "regalo" para una lectora voraz y pobre como yo)y marcaba $100.¡Era mío!
Lo leí y lo compartí con mi novio, compañero y amigo Nico y los dos quedamos enseguida enganchados con las historias que encontramos. Son 8 cuentos, de los que me reservo sin leer el que da título al libro, algo así como cuando me demoro en comer un helado porque no quiero que se acabe.
Hele (y todos quienes lean este blog), si no lo conoces puedes emezar por algo fácil de encontrar en internet, que es su discurso para la promoción de la generación 2005 de no me acuerdo que colegio pero seguro lo encuentran por "Discurso David Foster Wallace" (perdón pero no sé dejar un enlace).
Bueno Feliz comienzo de año!
Genial! No sabía nada de este autor. Recién vuelvo de Piriápolis, por eso no respondí, perdón! Besossss
ResponderEliminar