Odisea por las Europas III
Estas páginas llegan a los
lectores bastante diferidamente, ya que cuando me dispongo a escribir, en el
apartamento de mi amiga Marisa en Vilnius, ella no tiene wifi y sólo un laptop
que le dieron en su trabajo para que durante los días que pidió de licencia
para estar conmigo pudiera seguir conectada. El laptop tiene un pincho de
internet móvil que, paradójicamente, es inmóvil porque tiene la contraseña
incorporada a la máquina, y sólo tiene exploradores de internet como programas
para manejar. Además, ella la necesita porque está trabajando a distancia. Por
lo tanto, apenas reviso el correo, respondo a las apuradas, pero no entro al
Facebook ni descargo fotos de mi cámara. Para eso tengo este entrañable
netbook, que sin embargo aquí no tiene internet.
De cualquier manera, intentaré ir
recopilando los datos de estos días tan nutridos para que puedan, aunque sólo
sea al final del viaje, leer mis aventuras.
Martes 19 de febrero: Soy
doctora. Tras haber enloquecido a la dulce Elena, mi anfitriona, con mi
vulnerabilidad, haber privado a la perrita Pati de paseos más largos, y haber llorado
de histeria por teléfono con Marga que me llamaba desde Madrid, salí airosa de
la hace tantos años temida defensa. “Apto Cum Laude” fue la nota. Soy Doctora
en Filosofía.
Orilla del "río" Turia |
Ya dejo Valencia atrás. Les comparto una foto típica de la ciudad pero bien rara para quienes no están advertidos: el antiguo muro de contención de "río" Turia, que en realidad fue hace décadas secado intencionalmente para evitar inundaciones en la ciudad. Lo que se ve a la izquierda es el lecho del río, donde debería correr agua, y que los valencianos han convertido en un enorme parque.
En el coche con
Marga y Esteban, mis amigos del alma que han venido a verme en la defensa y
ahora me llevan a su casa en Madrid, hacemos terapia, como siempre. Yo les
cuento mis traumas y ellos sus cuitas; yo mis sueños a punto de ser
abandonados, ellos las quimeras que no sueltan. Y eso nos da ánimos mutuos.
Cuatro horas de conversación frenética, acalorada, reconfortante. Si alguna vez
alguien debiera explicarle a un alienígena en qué consiste una amistad a la
edad adulta, esos momentos habrían sido dignos de filmarse para mostrar como
ejemplo. Nuestros encuentros podrían ser parte de un guión de una serie como la
antigua Friends, aunque no luzcamos
tan glamorosos ni alocados. Pero como muestra de una amistad que surge a raíz
de una estadía de diez días en la misma casa con una persona adorable pero que
conocíamos poco y de pronto se descubre íntimamente cercana, está mi relación
con Elena. Su perrita Pati y ella me miraban con ojos verdaderamente tristes a
medida que se alejaba el coche que me llevaba a Madrid. Hay una foto después de
la defensa de la tesis que muestra un acercamiento natural, casi insconsciente
entre nosotras, que es una especie de despedida. Sabemos que quedan pocas horas
entre nuestro abrazo y nuestra despedida, pero esa nostalgia fue forjada y
predestinada durante estos diez días. Y esos días han llegado a su fin.
Mi amiga Pati |
Ahora me esperan dos días más de
conciliábulos con Marga y Esteban. Ya lo dije en otra oportunidad: demasiado
para contar; es decir, nada. Como esos diálogos de las películas de Tarantino,
en las que los personajes se regodean en diálogos interminables que en realidad
no llevan a ninguna parte; pero el momento del diálogo es disfrutable. Así
fueron nuestros días, y nuestras conversaciones, y nuestras mutuas terapias,
sea en el coche, sea caminando por el paseo nuevo a orillas de río Manzanares,
sea en los diferentes pisos de las librerías, en las que no dejamos de husmear,
de recomendarnos mutuamente, leer contratapas y mirar precios. Poco para formar
parte de un guión holliwoodense, tal como los diálogos de Tarantino, pero
también mucho para seguir pensando durante una vida entera, tal como los
diálogos de Tarantino.
Aquí les dejo mi diálogo favorito de Pulp Fiction. La imagen no está bien, pero se oye bien y los subtítulos están claros. Es una muestra elocuente de los diálogos que no van a ninguna parte en la trama, pero que hacen a la vida. Sin estos diálogos entre amigos, ¿qué sería de nuestra vida? Tarantino lo maneja muy bien.
Adorada! No sabes la nostalgia y la envidia que me da leerte, nostalgia porque estoy lejos(buen, bueno, no tanto), y envidia de que ya pasaste por ese periplo y ahora estás de nuevo en tu casa disfrutando del éxito, ja ja. Besos miles!
ResponderEliminarPara estar de vuelta se necesita haber ido... Resiste!!!! Cuando vuelvas, todo te parecerá más maravilloso aún...
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