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Mostrando entradas de marzo, 2015

Un buen trueque

Cuando empezamos a venir las primeras veces a la casa recién hecha en Playa Hermosa, alrededor era una selva de yuyo y barro. En un terreno frente al nuestro hay unos vecinos mayores, gente de chacra, sencilla y directa. No los conocíamos, pero vimos su pericia y le fuimos a pedir consejo sobre cómo empezar para armar un cierto jardín, que por el momento parecía imposible. El hombre, Miguel, sexagenario, una enorme panza pero hombros de remero, le prestó a Gustavo​ una bordeadora a nafta que había que colgársela con unas correas de cuero de tan pesada que era... Le dijo que si empezaba descabezando las margaritas asquerosas, esas que salen de las plantas pinchudas e invasivas, ya era un gran paso. Le enseñó a usar la bordeadora, y esperó a que se la colgara, la encendiera y cobrara sus primeras víctimas. Entonces se fue. Le dijo "usala todo lo que quieras, yo no la necesito hoy". Gustavo le daba sin ton ni son alrededor de toda la casa, ¡era verdaderamente una selva! Y se ca